Mi belleza se ha reído hoy de vosotros, los virtuosos. Y su voz llegó hasta mí, y me dijo: "¡Ellos quieren además que se les pague!"
¿Pretendéis que se os pague por la virtud? ¿Pretendéis el cielo a cambio de la tierra, y la eternidad a cambio de vuestro hoy? ¿Y os irritáis contra mí porque os digo que no existe pagador ni remunerador? En verdad, ni siquiera enseño que la virtud sea su propia recompensa.
[...] Como la madre a su hijo, así amáis vosotros a vuestra virtud: pero ¿cuándo se dijo que una madre quisiera ser pagada por su amor?
Friedrich Nietzsche, Así habló Zarathustra
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