Quieres darte la buena vida: estupendo. Pero También quieres que esa buena vida no sea la buena vida de una coliflor o de un escarabajo, con todo mi respeto para ambas especies, sino una buena vida humana. Es lo que te corresponde, creo yo. Y estoy seguro de que a ello no renunciarías por nada del mundo. Ser humano, ya lo hemos indicado antes, consiste principalmente en tener relaciones con los otros seres humanos. Si pudieras tener muchisimo dinero, una casa más suntuosa que la de las mil y una noches, las mejores ropas, los más exquisitos alimentos, los más sofisticados aparato, etc., pero todo ello a costa de no volver a ver ni a ser visto por ningún ser humano jamás, ¿estarías contento?¿cuanto tiempo podrías vivir así sin volverte loco?¿No es la mayor de las locuras querer las cosas a costa de la relación con las personas? ¡Pero si precisamente la gracia de todas esas cosas estriba en que te permiten - o parecen permitirte - relacionarte más favorablemente con los demás! Muy pocas cosas conservan su gracia en soledad; y si la soledad es completa y definitiva, todas las cosas se amargan irremediablemente. La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.
Las cosas pueden ser bonitas y útiles, los animales (por lo menos algunos) resultan simpáticos, pero los hombres lo que queremos ser es humanos, no herramientas ni bichos. Y queremos tambien ser tratados como humanos, porque eso de la humanidad depende en buena medida de lo que los unos hacemos con los otros. Me explico: el melocotón nace melocotón, el leopardo viene ya al mundo como leopardo, pero el hombre no nace ya hombre del todo ni nunca llega a serlo si los demás no le ayudan. ¿Por que? porque el hombre no es solamente una realidad biológica, natural (como los melocotones o los leopardos), sino tambien una realidad cultural. No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para empezar sin la base de toda cultura ( y fundamento por tanto de nuestra humanidad): el lenguaje. El mundo en el que vivimos los humanos es un mundo linguístico, una realidad de símbolos y leyes sin la cual no solo seriamos incapaces de comunicarnos entre nosotros sino también de captar la significación de lo que nos rodea. Pero nadie puede aprender a hablar por sí solo (como podría aprender a comer por sí solo o a mear - con perdon - por sí solo), porque el lenguaje no es una función natural y biológica del hombre (aunque tenga su base en nuestra codición biológica, claro esta) sino una creación cultural que heredamos y aprendemos de otros hombres.
Fernando Savater, Ética para Amador
No hay comentarios:
Publicar un comentario