viernes, 31 de mayo de 2013
jueves, 30 de mayo de 2013
Cita
“Me gusta pasármelo bien leyendo, pero no leo para pasármelo bien. Y si
al final de un libro sólo me lo he pasado bien, aborrezco ese libro
(como un pájaro el nido) y me aborrezco yo”.
Andrés Trapiello, Miseria y compañía
Andrés Trapiello, Miseria y compañía
martes, 28 de mayo de 2013
Hertzainak - Eh txo!
Muy buena música casi siempre allí en el País Vasco
lunes, 27 de mayo de 2013
domingo, 26 de mayo de 2013
sábado, 25 de mayo de 2013
Non servium - Tu Ira
jueves, 23 de mayo de 2013
Libertad
¿ A caso no soy yo quien decide?
Te creias que lo sabias, pero no era cierto
La influencia de la Luna
Es una interesante forma de pensamiento mágico.
La luna afecta a los océanos, ciertamente, y de modo bastante impresionante como podemos ver si nos detenemos a disfrutar el ascenso o descenso de las mareas, así que lógicamente nos afecta a nosotros. Pues estamos hechos de agua, ¿no?
Pues no.
La Luna no afecta a los océanos por estar hechos de agua, sino porque tienen una gran masa. La gravedad es la medida de la interacción entre dos masas, y a gran distancia los objetos con menos masa, como los lagos pequeños o los estanques, no son preceptiblemente afectados por la masa de la Luna o del Sol (que también interviene en las mareas).
De hecho, las fuerzas de marea también afectan a los gases y a los sólidos, incluso pueden hacerlo de modo espectacular, como se calcula que ocurriría al aproximarse un objeto a un agujero negro: la diferencia de atracción gravitacional en sus distintos puntos lo estiraría en un proceso conocido como "espaguetificación".
Una persona de 80 kilos está formada por unos 48 litros de agua. ¿Si ponemos 48 litros de agua en una bañera (unos 7 cm de agua en una bañera de 125 cm de largo por 55 de ancho) veremos que tiene mareas? Pues no. El efecto de la atracción de la Luna sobre esa masa de agua es infinitesimalmente pequeño.
La atracción gravitacional de la Luna sobre una persona normal (con la Luna en el cenit) es de .00239 newtons. Menos de la cuarta parte de un gramo.
Pero esa misma persona está sujeta a la atracción gravitacional de la tierra, de la atmósfera, de los autobuses, de los edificios, de las demás personas a su alrededor, de los árboles y de todo, lo que anula esa minúscula atracción de la Luna. Si uno se pone de pie junto a la Torre Eiffel en París, ésta puede ejercer una atracción incluso mayor que la Luna. Pero las mujeres embarazadas no tienden a entrar en trabajo de parto al visitar la Torre Eiffel o edificios más masivos.
Fuente: http://charlatanes.blogspot.com.es/2013/05/la-influencia-de-la-luna.html
miércoles, 22 de mayo de 2013
El maestro Rene Lavand
martes, 21 de mayo de 2013
domingo, 19 de mayo de 2013
sábado, 18 de mayo de 2013
Paco Ibañez - Nocturno
Extremoduro - Papel Secante
jueves, 16 de mayo de 2013
The Mars Volta - Directo '03
Roulette Dares
Improvisation
Cicatriz ESP
Drunkship of Lanterns - Cygnus Vismund
The Mars Volta
miércoles, 15 de mayo de 2013
lunes, 13 de mayo de 2013
sábado, 11 de mayo de 2013
Cita
"Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el
vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia." "Piensa
en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad,
sospecha, odio... ahora están muertos y reducidos a cenizas"
Marco Aurelio
Marco Aurelio
jueves, 9 de mayo de 2013
Julio Cesar - Shakespeare
Discurso de Marco Antonio
[...] ANTONIO. - Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle! ¡El mal que hacen los hombres les sobrevive! ¡El bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos! ¡Sea así con César! El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si lo fue, era la suya una falta, y gravemente lo ha pagado. Con la venía de Bruto y los demás -pues Bruto es un hombre honrado, como son todos ellos, hombres todos honrados- vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, para mí leal y sincero, pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Infinitos cautivos trajo a Roma, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Parecía esto ambición en César? Siempre que los pobres dejaran oír su voz lastimera, César lloraba. ¡La ambición debería ser de una sustancia más dura! No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Todos visteis que en las Lupercales le presenté tres veces una corona real, y la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y, ciertamente, es un hombre honrado. ¡No hablo para desaprobar lo que Bruto habló! ¡Pero estoy aquí para decir lo que sé! Todos le amasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón, entonces, os detiene ahora para no llevarle luto? ¡Oh raciocinio! ¡Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón! ¡Toleradme! ¡Mí corazón está ahí, en ese féretro, con César, y he de detenerme hasta que torne a mí...
CIUDADANO PRIMERO. - Pienso que tiene mucha razón en lo que dice.
CIUDADANO SEGUNDO. - Si lo consideras detenidamente, se ha cometido con César una gran injusticia.
CIUDADANO CUARTO. - ¿Habéis notado sus palabras? No quiso aceptar la corona.
Luego es cierto que no era ambicioso.
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Si resulta, les pesará a algunos!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Pobre alma! ¡Tiene enrojecidos los ojos por el fuego de las lágrimas!
CIUDADANO TERCERO. - ¡En Roma no existe un hombre más noble que Antonio!
CIUDADANO CUARTO. - Observémosle ahora. Va a hablar de nuevo.
ANTONIO. - ¡Ayer todavía, la palabra de César hubiera podido hacer frente al universo! ¡Ahora yace ahí, y nadie hay tan humilde que le reverencie! ¡Oh señores! Si estuviera dispuesto a excitar al motín y a la cólera a vuestras mentes y corazones, sería injusto con Bruto y con Casio, quienes, como todos sabéis, son hombres honrados. ¡No quiero ser injusto con ellos! ¡Prefiero serlo con el muerto, conmigo y con vosotros, antes que con esos hombres tan honrados! pero he aquí un pergamino con el sello de César. Lo hallé en su gabinete y es su testamento. ¡Oiga el pueblo su voluntad -aunque, con vuestro permiso, no me propongo leerlo- e irá a besar las heridas de César muerto y a empapar sus pañuelos en su sagrada, sangre! ¡Sí! ¡Reclamará un cabello suyo como reliquia, y al morir lo transmitirá por testamento como un rico legado a su posteridad!
CIUDADANO CUARTO. - ¡Queremos conocer el testamento! ¡Leedlo, Marco Antonio!
TODOS. - ¡El testamento! ¡El testamento! ¡Queremos oír el testamento de César!
ANTONIO. -¡Sed pacientes, amables amigos! ¡No debo leerlo! ¡No es conveniente que sepáis hasta qué extremo os amó César! Pues siendo hombres y no leños ni piedras, ¡sino hombres!, al oír el testamento de César os enfureceríais llenos de desesperación. Así, no es bueno haceros saber que os instituye sus herederos, pues si lo supierais, ¡oh!, ¿qué no habría de acontecer?
CIUDADANO CUABTO. - ¡Leed el testamento, queremos oírlo! ¡Es preciso que nos leáis el testamento! ¡El testamento!
ANTONIO. - ¿Tendréis paciencia? ¿Permaneceréis un. momento en calma? He ido demasiado lejos al deciros esto. Temo agraviar a los honrados hombres cuyos puñales traspasaron a César. ¡Lo temo!
CIUDADANO CUARTO. -"¡Son unos traidores! ¡Hombres honrados!
TODOS. - ¡Su última voluntad! ¡El testamento!
ANTONIO. - ¿Queréis obligarme entonces a leer el testamento? Pues bien: formad círculo en torno del cadáver de César y dejadme enseñaros al que hizo el testamento. ¿Descenderé? ¿Me dais vuestro permiso?
TODOS. - ¡Bajad!
CIUDADANO SEGUNDO.
- ¡Descended! (ANTONIO desciende de la tribuna.)
CIUDADANO TERCERO. - Estáis autorizado.
CIUDADANO CUARTO. - Formad círculo. Colocaos alrededor.
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Apartaos del féretro, apartaos del cadáver!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Lugar para Antonio, para el muy noble Antonio!
ANTONIO. - ¡No, no os agolpéis encima de mí! ¡Quedaos a distancia!
VARIOS CIUDADANOS. - ¡Atrás! ¡Sitio! ¡Echaos atrás!
ANTONIO. -¡Si tenéis lágrimas, disponeos ahora a verterlas! ¡Todos conocéis estemanto! Recuerdo cuando César lo estrenó. Era una tarde de estío, en su tienda, el día que venció a los de Nervi. ¡Mirad: por aquí penetró el puñal de Casio! ¡Ved qué brecha abrió el implacable Casca! ¡Por esta otra le hirió su muy amado Bruto! ¡Y al retirar su maldecido acero, observad cómo la sangre de César parece haberse lanzado en pos de él, como para asegurarse de si era o no Bruto el que tan inhumanamente abría la puerta! ¡Porque Bruto, como sabéis, era el ángel de César! ¡Juzgad, oh dioses, con qué ternura le amaba César! ¡Ése fue el golpe más cruel de todos, pues cuando el noble César vio que él también le hería, la ingratitud, más potente que los brazos de los traidores, le anonadó completamente! ¡Entonces estalló su poderoso corazón, y, cubriéndose el rostro con el manto, el gran César cayó a los pies de la estatua de Pompeyo, que se inundó de sangre! ¡Oh, qué caída, compatriotas! ¡En aquel momento, yo, y vosotros y todos; caímos, y la traición sangrienta triunfó sobre nosotros! ¡Oh, ahora lloráis y percibo sentir en vosotros la impresión de la piedad! ¡Esas lágrimas son generosas! ¡Almas compasivas! ¿Por qué lloráis, cuando aún no habéis visto más que la desgarrada vestidura de César? ¡Mirad aquí! ¡Aquí está él mismo, acribillado, como veis, por los traidores!
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Oh lamentable espectáculo!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Oh noble César!
CIUDADANO TERCERO. - ¡Oh desgraciado día!
CIUDADANO CUARTO. - ¡Oh traidores, villanos!
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Oh cuadro sangriento!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Seremos vengados!
TODOS. - ¡Venganza!... ¡Pronto!... ¡Buscad!... ¡Quemad!... ¡Incendiad!... ¡Matad!...¡Degollad!... ¡Que no quede vivo un traidor!...
ANTONIO. - ¡Deteneos, compatriotas!...
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Silencio! ¡Oíd al noble Antonio!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Le escucharemos! ¡Le seguiremos! ¡Moriremos con él!
Fuente: http://www.retoricas.com/2010/01/shakespeare-funeral-julio-cesar.html
[...] ANTONIO. - Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle! ¡El mal que hacen los hombres les sobrevive! ¡El bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos! ¡Sea así con César! El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si lo fue, era la suya una falta, y gravemente lo ha pagado. Con la venía de Bruto y los demás -pues Bruto es un hombre honrado, como son todos ellos, hombres todos honrados- vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, para mí leal y sincero, pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Infinitos cautivos trajo a Roma, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Parecía esto ambición en César? Siempre que los pobres dejaran oír su voz lastimera, César lloraba. ¡La ambición debería ser de una sustancia más dura! No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Todos visteis que en las Lupercales le presenté tres veces una corona real, y la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y, ciertamente, es un hombre honrado. ¡No hablo para desaprobar lo que Bruto habló! ¡Pero estoy aquí para decir lo que sé! Todos le amasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón, entonces, os detiene ahora para no llevarle luto? ¡Oh raciocinio! ¡Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón! ¡Toleradme! ¡Mí corazón está ahí, en ese féretro, con César, y he de detenerme hasta que torne a mí...
CIUDADANO PRIMERO. - Pienso que tiene mucha razón en lo que dice.
CIUDADANO SEGUNDO. - Si lo consideras detenidamente, se ha cometido con César una gran injusticia.
CIUDADANO CUARTO. - ¿Habéis notado sus palabras? No quiso aceptar la corona.
Luego es cierto que no era ambicioso.
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Si resulta, les pesará a algunos!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Pobre alma! ¡Tiene enrojecidos los ojos por el fuego de las lágrimas!
CIUDADANO TERCERO. - ¡En Roma no existe un hombre más noble que Antonio!
CIUDADANO CUARTO. - Observémosle ahora. Va a hablar de nuevo.
ANTONIO. - ¡Ayer todavía, la palabra de César hubiera podido hacer frente al universo! ¡Ahora yace ahí, y nadie hay tan humilde que le reverencie! ¡Oh señores! Si estuviera dispuesto a excitar al motín y a la cólera a vuestras mentes y corazones, sería injusto con Bruto y con Casio, quienes, como todos sabéis, son hombres honrados. ¡No quiero ser injusto con ellos! ¡Prefiero serlo con el muerto, conmigo y con vosotros, antes que con esos hombres tan honrados! pero he aquí un pergamino con el sello de César. Lo hallé en su gabinete y es su testamento. ¡Oiga el pueblo su voluntad -aunque, con vuestro permiso, no me propongo leerlo- e irá a besar las heridas de César muerto y a empapar sus pañuelos en su sagrada, sangre! ¡Sí! ¡Reclamará un cabello suyo como reliquia, y al morir lo transmitirá por testamento como un rico legado a su posteridad!
CIUDADANO CUARTO. - ¡Queremos conocer el testamento! ¡Leedlo, Marco Antonio!
TODOS. - ¡El testamento! ¡El testamento! ¡Queremos oír el testamento de César!
ANTONIO. -¡Sed pacientes, amables amigos! ¡No debo leerlo! ¡No es conveniente que sepáis hasta qué extremo os amó César! Pues siendo hombres y no leños ni piedras, ¡sino hombres!, al oír el testamento de César os enfureceríais llenos de desesperación. Así, no es bueno haceros saber que os instituye sus herederos, pues si lo supierais, ¡oh!, ¿qué no habría de acontecer?
CIUDADANO CUABTO. - ¡Leed el testamento, queremos oírlo! ¡Es preciso que nos leáis el testamento! ¡El testamento!
ANTONIO. - ¿Tendréis paciencia? ¿Permaneceréis un. momento en calma? He ido demasiado lejos al deciros esto. Temo agraviar a los honrados hombres cuyos puñales traspasaron a César. ¡Lo temo!
CIUDADANO CUARTO. -"¡Son unos traidores! ¡Hombres honrados!
TODOS. - ¡Su última voluntad! ¡El testamento!
ANTONIO. - ¿Queréis obligarme entonces a leer el testamento? Pues bien: formad círculo en torno del cadáver de César y dejadme enseñaros al que hizo el testamento. ¿Descenderé? ¿Me dais vuestro permiso?
TODOS. - ¡Bajad!
CIUDADANO SEGUNDO.
- ¡Descended! (ANTONIO desciende de la tribuna.)
CIUDADANO TERCERO. - Estáis autorizado.
CIUDADANO CUARTO. - Formad círculo. Colocaos alrededor.
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Apartaos del féretro, apartaos del cadáver!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Lugar para Antonio, para el muy noble Antonio!
ANTONIO. - ¡No, no os agolpéis encima de mí! ¡Quedaos a distancia!
VARIOS CIUDADANOS. - ¡Atrás! ¡Sitio! ¡Echaos atrás!
ANTONIO. -¡Si tenéis lágrimas, disponeos ahora a verterlas! ¡Todos conocéis estemanto! Recuerdo cuando César lo estrenó. Era una tarde de estío, en su tienda, el día que venció a los de Nervi. ¡Mirad: por aquí penetró el puñal de Casio! ¡Ved qué brecha abrió el implacable Casca! ¡Por esta otra le hirió su muy amado Bruto! ¡Y al retirar su maldecido acero, observad cómo la sangre de César parece haberse lanzado en pos de él, como para asegurarse de si era o no Bruto el que tan inhumanamente abría la puerta! ¡Porque Bruto, como sabéis, era el ángel de César! ¡Juzgad, oh dioses, con qué ternura le amaba César! ¡Ése fue el golpe más cruel de todos, pues cuando el noble César vio que él también le hería, la ingratitud, más potente que los brazos de los traidores, le anonadó completamente! ¡Entonces estalló su poderoso corazón, y, cubriéndose el rostro con el manto, el gran César cayó a los pies de la estatua de Pompeyo, que se inundó de sangre! ¡Oh, qué caída, compatriotas! ¡En aquel momento, yo, y vosotros y todos; caímos, y la traición sangrienta triunfó sobre nosotros! ¡Oh, ahora lloráis y percibo sentir en vosotros la impresión de la piedad! ¡Esas lágrimas son generosas! ¡Almas compasivas! ¿Por qué lloráis, cuando aún no habéis visto más que la desgarrada vestidura de César? ¡Mirad aquí! ¡Aquí está él mismo, acribillado, como veis, por los traidores!
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Oh lamentable espectáculo!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Oh noble César!
CIUDADANO TERCERO. - ¡Oh desgraciado día!
CIUDADANO CUARTO. - ¡Oh traidores, villanos!
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Oh cuadro sangriento!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Seremos vengados!
TODOS. - ¡Venganza!... ¡Pronto!... ¡Buscad!... ¡Quemad!... ¡Incendiad!... ¡Matad!...¡Degollad!... ¡Que no quede vivo un traidor!...
ANTONIO. - ¡Deteneos, compatriotas!...
CIUDADANO PRIMERO. - ¡Silencio! ¡Oíd al noble Antonio!
CIUDADANO SEGUNDO. - ¡Le escucharemos! ¡Le seguiremos! ¡Moriremos con él!
Fuente: http://www.retoricas.com/2010/01/shakespeare-funeral-julio-cesar.html
Al Di Meola - Libertango
Boxeo
El cuerpo sabe lo que el boxeador no. Sabe cuando protegerse. Un cuello
sólo puede girarse hasta un punto, gíralo un poco más y el cuerpo dice “
Oye, a partir de aquí ya me encargo yo porque no tienes idea de lo que haces”.
”Quédate en la lona, descansa, y hablaremos cuando recobres el sentido
Se llama el mecanismo del knock out.
Million Dollar Baby
Cita
Aléjate de la gente que trata de empequeñecer tus ambiciones.
La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande,
te hace sentir que tú también puedes ser grande.
Mark Twain
La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande,
te hace sentir que tú también puedes ser grande.
Mark Twain
miércoles, 8 de mayo de 2013
Humano
Los seres humanos son, desde el punto de vista biológico, individuos
pertenecientes a una especie animal, y reciben la denominación
científica de Homo sapiens y pertenecen a la familia Hominidae.
viernes, 3 de mayo de 2013
Reflexión
Cuando un león mata a sus crias ¿esta vulnerando el derecho a la vida
de estas? deberíamos matarlo o por lo menos encerrarlo ¿no? si ese leon
tiene libertad como afirman algunos, pues, tiene entonces tambien
resposabilidad de sus actos.
jueves, 2 de mayo de 2013
Refrán sobre la mujer
¿A quién estoy agradecida en mi felicidad? ¡A Dios! - y a mi costurera.
Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal
Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal
Naturaleza humana
Los animales disponemos de dos sistemas para procesar la información: el genoma y el cerebro. El genoma procesa la información lentamente, pero es muy fiable como mecanismo de transmisión y almacenamiento. El cerebro procesa la información de un modo mucho más rápido, aunque es más proclive a fallos en la transmisión. Ambos se diferencian sobre todo por su tempo tan distinto. Allí donde los cambios del entorno son lentos y a muy largo plazo, el genoma es el procesador más eficiente. Pero cuando los cambios son rápidos y a corto plazo, el genoma no da abasto. Los genes han resuelto el problema "inventando" el cerebro. Los cerebros procesan la información con rapidez y la transmiten de cerebro a cerebro, creando así la red infomacional en que consiste la cultura.
Jesus Mosterín, La naturaleza humana
Jesus Mosterín, La naturaleza humana
miércoles, 1 de mayo de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)